viernes, 1 de octubre de 2010

Los errores del Narco y las fuerzas armadas.

Por Mario Andrés Aquino López
Hace muchos años, en las zonas donde el narcotráfico dominaba el paso de la droga, ocurrían cosas muy distintas a las que suceden hoy, el territorio servía simplemente de paso para los estupefacientes prohibidos y el pueblo no era molestado salvo los casos en que se encontrara con un fuego cruzado durante una batalla entre bandas por el dominio de un territorio.
Los presidentes municipales no eran molestados, incluso les daban ayuda en algunos casos, no intervenían en las campañas más que para apoyar económicamente, a veces, a ambos contendientes.
Los policías municipales, estatales y federales, y los agentes de tránsito, eran tratados con respeto y les daban remuneración económica por no ver ni oír cosas relacionadas con el tráfico de drogas.
Los periodistas eran tratados bien, les pagaban no exactamente por su silencio sino por darle un “manejo” a las notas y jamás decir nombres, los narcos nunca imponían líneas editoriales ni les dictaban tendencias en su forma o contenido de las noticias salvo las cuestiones mencionadas.
Dejaban que con criterio propio, el periodista manejara sus periódicos y revistas a cambio de que no se les mencionara o hablaran de un evento criminal, de forma que los perjudicara.
Por años el sistema funcionó, la corrupción galopante de todas las autoridades permitió que el statu quo se mantuviese.
Pero los proveedores extranjeros dejaron de pagar con dinero y les empezaron a pagar “en especie”, es decir, con drogas que se vieron obligados a vender en los territorios que antes sólo eran de paso, creando generaciones de adictos.
Ese fue el primer error porque a ningún padre le gusta que a sus hijos les vendan drogas y los involucren en esos negocios que antes eran negocios familiares de unos cuantos.
Con esta nueva modalidad de pago, se extendió el uso de las drogas y su tráfico a gente que nunca pensó en ingresar a ese campo.
Esto fue posible, entre otras cosas, por la falta de oportunidades de empleo, por la pobreza y la falta de educación.
Al dinero del soborno lo suplió la voz de las armas y el terror, y a los periodistas en vez de pagarles les daban “levantones” para que se callaran, intentaron algo de lo que nada sabían: dictar la línea editorial de televisoras, radiodifusoras, periódicos y revistas.
Es evidente que al cambiar el dinero por el terror, los habitantes de las ciudades afectadas por ese mal cambiaron su percepción de los narcotraficantes, y en vez de hacerlos santos como a Malverde o señores de mucho respeto, empezaron a entender que el narcotráfico no era simplemente un negocio, era una gran industria que implicaba muerte.
Los secuestros de gente de negocios, las cuotas a negocios establecidos, incluso a pequeños negocios, se hicieron frecuentes lastimando otra de las cosas más sensible del pueblo: su seguridad.
Antes, el pueblo pensaba que a falta de una buena policía los narcos mantenían cierto orden, luego de que desataron el baño de sangre y violencia entendieron que no eran más que delincuentes que buscaban por cualquier medio y a cualquier precio, ganancias económicas.
Cuando sale el ejército a las calles, la mayoría pensó que todo mejoraría, pero al contrario, empeoró, los miembros de las fuerzas armadas salieron con garantía de impunidad y la usaron, bastaba con que alguien señalara una casa para que la asaltaran y la saquearan.
¿Qué estaba pasando? Los que se suponía que nos iban a cuidar estaban haciendo exactamente lo mismo que los narcos, con el agravante que podían dar los “levantones” disfrazados de una dudosa legalidad y secuestrar bajo la figura del “arraigo” que podía ir desde tres hasta ciento ochenta días, mientras “investigaban”.
Los soldados paseaban apuntando a las banquetas y sembrando el temor, hoy es justo decirlo, ya no lo hacen; ahora llevan sus armas sobre las piernas y la torreta lleva la ametralladora elevada y al frente, pero mientras ocurría que apuntaban a todos, la población dejó de sentir seguridad.
Tanta fue la arbitrariedad, los abusos, violaciones y homicidios de los miembros del ejército, que tuvo que salir la marina, porque además, ya se veía que el ejército ofrecía protección a ciertos grupos delictivos.
Estas actitudes de la autoridad incentivó a las bandas de narcos, a ser cada día más violentas, a usar granadas y a atacar gente que nada tenía que ver, incluso se dividieron por diferencias de opinión en cuanto a la estrategia, de modo que el pueblo se vio entre dos fuegos, en medio de una guerra donde ambos bandos lastimaban y mataban inocentes.
Todo ello llevó a que la gente dejara de sentir la reverencia que antes sentía por el ejército y la armada, sustituyo dicho sentimiento por temor; llevó a que dejara de sentir seguridad en su trato con narcos respetuosos de sus vecinos y a verlos como los criminales que son.
¿Qué quieren? Preguntó un periódico del norte de la república y me pareció ociosa la pregunta, quieren silencio y dictar la línea editorial del periódico, y eso, no es posible, siempre habrá alguien que hable y escriba, y la verdad es que los dos bandos han olvidado que no pueden matar y callar a todos.
No sería difícil que como en los tiempos de los Flores Magón, empiecen a circular panfletos y publicaciones anónimas donde se diga la verdad que no se puede decir firmando la nota o el comentario.
Otro error de los narcos fue convertirse de perseguidos en atacantes, la gente respeta a quien se defiende pero detesta a quien ataca por desesperación.
Si nos fijamos bien, los errores de los narcos empezaron con su división, con su intromisión en la vida civil y con la venta de producto en dónde sólo debería pasar la droga, porque la lucha contra el consumo de droga debe darse donde se consume el producto no donde se cultiva o pasa.
Un producto sin mercado deja de venderse y comercializarse.
El error más grande de los narcos es haber sembrado el terror entre la población, cuando debieron dirigir sus esfuerzos a combatir a su enemigo natural que son las fuerzas del orden, y a la inversa éstas tampoco deben lastimar a la población que se supone protegen, al contrario, su obligación legal es luchar contra el crimen porque es algo que lastima y daña a la sociedad.
La táctica equivocada de los narcos es explicable debido a su falta de entrenamiento y de estrategia militar y política, pero es imperdonable para profesionales de las armas como son los miembros de las fuerzas armadas.
La violencia, repito por enésima vez, únicamente crea más violencia y no soluciona los problemas sino que los magnifica.
Investigar antes de detener, reunir evidencias y pruebas antes de capturar, respetar estrictamente el marco de la ley, considerar que aunque alguien sea voz populi culpable, el viejo adagio jurídico dice que: Nadie es culpable hasta que se le prueba, o dicho de otro modo, “todos son inocentes hasta que se les prueba lo contrario” y quien debe respetar estrictamente la ley es precisamente la autoridad legalmente constituida.
Confío en que alguien con inteligencia suficiente llegue al poder y detenga este baño de sangre y ponga a trabajar a detectives (que “detecten” a las personas que delinquen y a los hechos delictivos), a investigadores que no se basen en soplones sino en evidencias, en jueces que pongan por encima de su pasión y su interés político, el interés jurídico de la nación a la que se deben.
Todo ello es necesario para lograr la paz y la tranquilidad de los Mexicanos, pero por difícil que parezca, no es imposible, México ha demostrado que se ha levantado de golpes que hubieran destruido a otros países, y que sigue aquí, con la riqueza más grande que tiene, su pueblo, que al fin: ¡Triunfará!

viernes, 10 de septiembre de 2010

Evasión de reos y reclutamiento.

Por Mario Andrés Aquino López.

En una evasión más de reclusos, se fugaron de la cárcel de Reynosa más de 85 reos, aunque la cifra oficial es de 85, más algunos custodios, hace algún tiempo ocurrió lo mismo en esa cárcel y también en Matamoros.
¿Se fugan porque las cárceles son débiles, los carceleros inéptos o los dirigentes corruptos? Pues sí, pero en el fondo del problema no es ese el tema que debemos analizar.
Vamos a empezar con hechos que aparentemente no tienen que ver con las constantes fugas de reos.
Casi cada semana reporta la autoridad castrense o civil que mataron a 25 o 30 presuntos delincuentes organizados, como somos muy desconfiados, posiblemente sean 20 de los cuales sólo la mitad sean de verdad delincuentes peligrosos.
En el mejor de los casos, representa una sangría de 10 hombres por semana que están perdiendo los diferentes cárteles, esos hombres hay que reponerlos, y como reclutarlos de la juventud no es conveniente, porque los aspirantes a delincuentes son chicos que no controlan sus instintos aún, que se les pasa con frecuencia la dosis de droga que consumen, que no tienen entrenamiento militar adecuado, que desconocen el uso de las armas, etc. de modo que no son los candidatos ideales.
Dicen que trataron de reclutar a los migrantes, eso devendría en otro error, son personas pacíficas que poco o nada saben de armas y menos de estrategias militares.
Reponer la pérdida de elementos bien haya sido en enfrentamientos con militares, policías u otros grupos delincuenciales, es difícil.
¿Dónde pueden encontrar asesinos ya probados, que saben usar armas, dispuestos a matar, que conocen el modus operandi de los grupos que conforman la delincuencia organizada, además están acostumbrados a obedecer y conocen de estrategias militares o tienen buenas bases para que las aprendan con un rápido curso?
Es fácil saber de dónde podrían salir ese tipo de gente: De las prisiones.
Por esa razón se han dado tantas fugas y seguirán dándose.
Esta, por supuesto es una opinión personal basada en la lógica y no tiene porque ser considerada necesariamente como la verdad absoluta, pero si piensa un poco, la conclusión de que los fugados se adhieren a los grupos delincuenciales, parece correcta.
FIN

miércoles, 8 de septiembre de 2010


Hermine destroza Matamoros.


Por Mario Andrés Aquino López.


Alrededor de las once de la noche fuertes ráfagas de viento azotaron la ciudad de Matamoros, lluvia intensa y relámpagos cubrieron la ciudad llenando de temor a una población que no se había prevenido para el meteoro.
De vez en vez se escuchaba un fuerte tronido como un fuerte golpe, crujidos, chasquidos y finalmente luego de cuatro horas el silencio.
Al recorrer las calles luego de pasar Hermine, se veían árboles caídos por doquier, calles convertidas en ríos y personal de la Junta de Aguas que luchaba por desahogar la inundación, lo cual logró parcialmente a las diez de la mañana aproximadamente.
Las gráficas hablan por sí mismas de la devastación, en tanto en la Presidencia reportaron “únicamente 23 árboles caídos” olvidando los otros cientos de ellos que estaban en el suelo, obviando que en una conocido farmacia se cayó el enorme anuncio que sostenía un grueso tubo de acero, múltiples panorámicos cedieron al viento de más de 120 kilómetros por hora, también omitieron que los postes de luz y teléfono cayeron, la antena de grupo de radio avanzado estaba en el suelo, el anuncio de Mac Donald caído, pero sólo reportaron 23 árboles.
Tránsito reportó tres semáforos caídos y 8 dañados, pero en ninguna parte de la ciudad servían los semáforos, SECUDE municipal reportó 4 centros dañados en su techumbre.
Llegó hasta las instalaciones la presidencia un nutrido grupo de habitantes de la Colonia Víctor Manuel Mata encabezados por Armando Zapata que a grito abierto pedían apoyo al Presidente, ya que no les estaba apoyando no obstante que sufrieron un siniestro total pues la mayoría habían perdido sus humildes casas por los fuertes ventarrones que se dejaran sentir.
Dijeron que por la noche los sacaron de sus casas y les dieron refugio en el auditorio “Mundo Nuevo”, pero que al regresar a sus casas se encontraron con que habían sido destruidas por Hermine.
El Presidente no los recibió y delegó el diálogo a otros funcionarios menores sin capacidad de decisión.

viernes, 3 de septiembre de 2010


El águila acribillada.

Por Mario Andrés Aquino López

Daryl Cagle dibujó una caricatura que a algunos les parece que es irrespetuosa, y a otros les parece que es nada más y nada menos que lo que sucede en este país en guerra, por cierto una guerra irregular.

En cuanto a la falta de respeto a los símbolos patrios, el Presidente vistió a sus hijos con uniformes de militares de alto rango como si fueran un juguete, han permitido que el águila aparezca en los autos de cualquier individuo que pueda comprar la calcomanía y eso a ninguno de los hoy críticos les parece una falta de respeto.

En lo personal el águila baleada y finalmente muerta es un reflejo de la realidad mexicana que como siempre es surrealista, como son las declaraciones del Secretario d

e Obras Públicas que dice que se incrementó en un 85% la infraestructura, una cifra así ya la hubiéramos notado.

Quizá quiso decir que la infraestructura militar, porque ahí sí se nota el incremento.

¿Y la economía? Un kilo de tortillas valía 9 pesos y ahora 12, una “tapa” con 30 huevos costaba 20 pesos y ahora más de 35, cierta marca de aceite subió de 22 a 32, y así podemos seguir.

Los empleos no han crecido, voy a poner de ejemplo al Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales de Matamoros, ahí le dan empleo por 3 días a la semana a una persona y otros 3 días a otra, las maquiladoras se van 4 y llega 1, a eso agréguele que tiene que pagar cuota sindical, seguro social y transporte -que también sufrió un incremento- con el salario mínimo, suponiendo que fueran 60 pesos de salario mínimo por tres días, el obrero y su familia tiene que vivir con 180 pesos toda una semana, pagar renta o el descuento del Infonavit, etc.

Claro que no les dan séptimo día sino el equivalente a un tercio de dicho beneficio en el caso de que lo tengan.

En cambio los líderes y los gobernantes pasean en impresionantes camionetas del año, como la camioneta verde de Juan Villafuerte o la suburban de Erick Silva Presidente Municipal de Matamoros.

Más de 28 mil muertos a balazos entre los delincuentes y las fuerzas armadas sin que a nadie se castigue por ello, como ha quedado impune el homicidio vil de Rodolfo Torre Cantú y del Presidente Municipal de Hidalgo, Tamaulipas, dejando aparte a los niños y mujeres que el ejército ha masacrado o violado.

La falta de una educación realmente gratuita, donde las maestras y maestros traen carros de modelo reciente y cobran doble sueldo, piden a los padres “cooperaciones voluntarias“ pero si no las dan no hay documento al final del año, además imparten una educación deficiente y hay niños en tercero y cuarto año de primaria que no saben leer y la prueba “Enlace” ha evidenciado que estamos a la altura del país más atrasado del mundo en materia de educación.

En ese marco al joven mal preparado, sin fuentes de empleo real, le queda darse de alta como soldado o unirse al crimen organizado donde al menos comerá y vivirá bien aun cuando sea por corto tiempo.

De lo dicho podemos concluir que entre los proyectiles disparados por los delincuentes y los militares, el águila ha muerto acribillada a balazos.

domingo, 8 de agosto de 2010


CINISMO PRESIDENCIAL
Por Mario Andrés Aquino López

El presidente de México Felipe Calderón,
consideró que “nadie puede actuar en la ilegalidad”, esto lo dijo allá en Bogotá, Colombia.
Me parece que nadie estaría en contra de tal afirmación, lo verdaderamente sorprendente es que lo diga alguien que “haiga sido como haiga sido” entró por la fuerza y por la puerta de atrás, a tomar posesión de una Presidencia que no había ganado en las urnas.
Luego de unas elecciones manchadas de triquiñuelas de toda laya, familiares manejando los resultados de la elección, que nunca pudo demostrar “voto por voto” que había ganado y que de forma ilegal sacó al ejercito de sus cuarteles en contra de lo establecido por el artículo 129 Constitucional.
No obstante que la Constitución le permitía usar el ejército en los términos del Artículo 29, que dice: “ En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de acuerdo con los Titulares de las Secretarías de Estado y la Procuraduría General de la República y con la aprobación del Congreso de la Unión y, en los recesos de éste, de la Comisión Permanente, podrá suspender en todo el país o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado, por medio de prevenciones generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo. Si la suspensión tuviese lugar hallándose el Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que estime necesarias para que el Ejecutivo haga frente a la situación; pero si se verificase en tiempo de receso, se convocará sin demora al Congreso para que las acuerde.” No lo hizo.
Ha permitido que las fuerzas armadas sean impunes no importando el delito o los delitos que cometan, ha sido incapaz de controlar a los miembros del crimen organizado, que cada día se ve mejor organizado y más inteligente que éste individuo que dice que nadie puede actuar en la ilegalidad.
No cabe duda que a un individuo así, no podemos menos que llamarlo cínico.

viernes, 2 de julio de 2010

La sangre te ahoga… Calderón (parte II)


Parte II
Por Mario Andrés Aquino López
Desde que ocurrieron los trágicos eventos del 28 de junio de 2010 en que perdiera la vida Rodolfo Torre Cantú, escribí que El 27 de julio de 1894 los miembros de la Convención Francesa le gritaron a Robespierre "Te ahoga la sangre de Dantón”.
Parafraseando lo citado dijimos: “La sangre de Torre Cantú, y de los más de 24,000 inocentes muertos en tu guerra, te ahoga, Calderón”, reiteramos como siempre que el camino de la violencia no es el idóneo en el combate a las drogas.
Aseguramos que cuando cosas como ésta que hemos narrado suceden estamos de frente a un Estado fallido, sin duda alguna.
Pedimos JUSTICIA, con mayúsculas, a pesar de que estamos seguros de que la averiguación de su homicidio va al cajón del olvido.
Parafraseamos a Pericles cuando dijimos que:
Porque discrepamos que en México haya una Democracia, y vemos con tristeza que donde no existe la ambición de participar en esos deberes, considerados inútiles, como el de la honestidad, el de la lealtad, el hecho de obedecer la ley y de soportar el castigo cuando la infringimos, parece inútil y afirmamos que si no somos capaces de juzgar los acontecimientos, tampoco seremos capaces de dirigirlos.
En lugar de considerar a la discusión como una piedra que nos hace tropezar en nuestro camino a la acción, pensamos que es preliminar a cualquier decisión sabia.
La ley garantiza la justicia a todos, el progreso en la vida pública se vuelca en favor de
los que exhiben el prestigio de la capacidad. Las consideraciones de clase no pueden interferir con el mérito.
Aún más, la pobreza, no es óbice para el ascenso. Si un ciudadano es útil para servir al estado, no debe ser obstáculo la oscuridad de su condición.
Lo que se haga opuesto a la ley, nos cuidamos muy bien de no permitirlo a nosotros mismos, y señalarlo exhibiendo esas miradas críticas que sin duda resultan molestas.
Pero esta liberalidad es parte de la Democracia porque nos educamos en la obediencia de los magistrados y de las leyes.
El estado ofrece aquí una recompensa de valía como guirnalda de victoria para esta raza de bravos, en especial por éste prohombre, recompensándola con un país de valores, de justicia, de democracia y de paz, porque allí donde la recompensa al mérito es máxima, allí se encuentran los mejores ciudadanos.
Hoy que la vox populi infiere que algo tuvo que ver el brazo armado del Presidente de la República y de que el propio Gobernador afirma que “el móvil político no se descarta de entre las líneas de investigación” se confirman nuestras observaciones.
Por otra parte, y muy a pesar de que a algunos le parezca poca cosa la Democracia como para darle importancia, es indispensable que hagamos un homenaje más al caído en esta guerra sucia que estamos sufriendo desde hace meses.
No es creíble la hipótesis de que haya sido el crimen organizado el autor del atentado por tres razones:
1. Dejaría muy claro que los militares en las calles no sirven para cosa buena pues desde que salieron, las cosas han ido empeorando.
2. Sería una prueba de que el crimen organizado es más fuerte que las fuerzas armadas y todo el Estado Mexicano, lo cual es inconcebible e inaceptable.
3. No había una sola razón para creer que Rodolfo Torre Cantú hubiese sido un obstáculo para el crimen organizado, pues un Gobernador no tiene el poder que la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de la Defensa Nacional, la de Seguridad Pública y la de Marina, todas juntas, que se supone están luchando contra ellos y que han fallado hasta el momento.
Es justo y necesario decir que un hombre bueno no ha muerto en vano y aún cuando las investigaciones no hayan llevado aunque sea a una pista, y que todo advierte que el crimen va a quedar impune, los que lo conocimos, que compartimos con él ideología, sueños, profesión y vocación de servicio, estamos indignados y no permitiremos que se manche su nombre con insinuaciones bastardas.
Lucharemos dentro de los límites de la ley, empezando con el voto, para evitar que esta situación siga creciendo y dañando a más mexicanos, aparte de los 24 mil mexicanos a los que ya les ha costado la vida.
FIN

martes, 29 de junio de 2010

La Sangre te ahoga...


Por Mario Andrés Aquino López
El 27 de julio de 1894 se presentó en la Convención Francesa Robespierre y fue recibido con los gritos de "el tirano".
Tres veces intentó dominar la tormenta, asiéndose, nervioso a la tribuna. Pero su voz no pudo dominar el tumulto. "Te ahoga la sangre de Dantón", le gritaron.
La Convención, en forma unánime, presentó acusaciones en contra suya y de Saint-Just. Ambos se refugiaron en el Ayuntamiento, donde fueron detenidos.
Hoy, 28 de junio de 2010 tras la muerte de Rodolfo Torre Cantú, podemos decirle a ese sanguinario perseguidor “justiciero”:
“La sangre de Torre Cantú, y de los más de 24,000 inocentes muertos en tu guerra, te ahoga, Calderón” por eso no te atreviste a venir a dar una explicación de tu incompetencia que nos ha costado tanta sangre.
Hemos llamado muchas veces la atención que el camino de la violencia no es lo idóneo para acabar con ella, porque la violencia engendra violencia y la injusticia prohíja injusticia, que las ejecuciones fuera de la ley aún y cuando sean peligrosos delincuentes no sirve más que para mitigar el miedo y la sed de venganza.
Lo que necesitamos es que retorne el Estado de Derecho, en toda su extensión y que sea quien sea el que cometa delitos sea juzgado de acuerdo con las leyes previamente establecidas.
Es innecesario y deshonesto tomar como bandera la muerte de un hombre bueno.
De lo que estamos hartos los tamaulipecos es de tanta violencia, y todos recordamos que todo empezó con su gobierno, y pensamos que puede ser casual, pero bastante sospechoso.
Cuando cosas como ésta que hemos narrado suceden, estamos de frente a un Estado fallido, sin duda alguna.
Hemos llamado la atención de los medios de comunicación, desde 2008 cuando balearon a la esposa del Sr. Gobernador de Tamaulipas, que las cosas hay que decirlas, no es necesario esperar que 2 años después sea el propio Gobernador el que confiese que sí es verdad que sucedieron tales hechos poniendo en entredicho la credibilidad de todos los medios que no lo publicaron.
Quien esto escribe no calló en 2008 y considera que callar nos convierte en cómplices de los delincuentes sin uniforme y con uniforme, sin credencial y con credencial, sin cargos públicos y con ellos, pero un día Robespierre Calderón sediento de sangre y su títere Gómez Mont Saint-Just, serán juzgados como se merecen, y castigados de acuerdo con la ley, porque la venganza no es algo que pudiera traer algo bueno a la sociedad o a la familia de tantos niños inocentes, tantas mujeres violadas, torturadas y asesinadas, tantos hombre sujetos a bajezas y luego ejecutados.
Lo que queremos es JUSTICIA, con mayúsculas.
Mientras tanto, he de decir en abono del recuerdo del Dr., Rodolfo Torre Cantú que el valor que mostró y le costó la vida, no será saldado sólo con honores, requiere Justicia ejemplar de esa que sólo puede proveer la Democracia en plenitud.
Parafraseando a Pericles, podemos decir de las víctimas que hoy despedimos:
Por un lado, el amigo a quien le son familiares algunos hechos de la vida de estos muertos puede pensar que varios aspectos no han sido destacados con la dedicación que desea y que sabe que merecen.
Por otro, aquél que no los ha conocido puede sospechar por envidia, que hay exageración, cuando escucha mencionar virtudes que están por encima de su propia naturaleza.
(Porque los hombres aceptan que se enaltezca a otros en tanto en cuanto ellos se puedan persuadir que las mismas acciones recordadas las podrían haber vivido ellos mismos como protagonistas. Cuando ese límite se traspasa, surge la envidia y con ella la incredulidad)
Sin embargo, como nuestros antecesores han establecido esta costumbre y la han aprobado, la obediencia a la ley pasa a constituir para mí un deber.
Tendría que comenzar con nuestros antepasados. Es tan adecuado como prudente, que ellos reciban el honor de ser mencionados en primer lugar, en una ocasión como la de ahora,
Ellos vivieron en esta comarca sin interrupción de generación en generación; y nos la entregaron LIBRE como resultado de su bravura. Y si nuestros antepasados más lejanos merecen alabanza, mucho más son merecedores de ella nuestros padres directos.
Ellos sumaron a nuestra herencia lo que hoy poseemos y no escatimaron esfuerzo alguno para transmitir esa adquisición a la generación presente.
¿Cuál es la forma de gobierno que permitió volver más evidente nuestra grandeza? ¿Cuáles los hábitos nacionales a partir de los cuales ella se originó? éstos son los problemas máximos que debemos dejar en claro, antes de proseguir con el panegírico de todos estos muertos.
Nuestra constitución no copia leyes de los estados vecinos. Más bien somos patrón de referencia para los demás, en lugar de ser imitadores de otros. Su gestión favorece a la pluralidad en lugar de preferir a unos pocos. De ahí que la llamamos democracia.
Porque discrepamos que en México haya una Democracia, vemos con tristeza que donde no existe la ambición de participar en esos deberes, considerados inútiles, si no somos capaces de juzgar los acontecimientos, tampoco seremos capaces de dirigirlos.
En lugar de considerar a la discusión como una piedra que nos hace tropezar en nuestro camino a la acción, pensamos que es preliminar a cualquier decisión sabia.
La ley garantiza la justicia a todos el progreso en la vida pública se vuelca en favor de los que exhiben el prestigio de la capacidad. Las consideraciones de clase no pueden interferir con el mérito.
Aún más, la pobreza, no es óbice para el ascenso. Si un ciudadano es útil para servir al estado, no debe ser obstáculo la oscuridad de su condición.
Lo que se haga opuesto a la ley, nos cuidamos muy bien de no permitirlo a nosotros mismos, y señalarlo exhibiendo esas miradas críticas que sin duda resultan molestas.
Pero esta liberalidad es parte de la Democracia porque nos educamos en la obediencia de los magistrados y de las leyes.
El estado ofrece aquí una recompensa de valía como guirnalda de victoria para esta raza de bravos, en especial por éste prohombre, recompensándola con un país de valores, de justicia, de democracia y de paz, porque allí donde la recompensa al mérito es máxima, allí se encuentran los mejores ciudadanos.
Finalmente, y terminando las lamentaciones por sus parientes, podéis vosotros partir a construir una patria que aprenda de su pasado, que se quede con lo mejor y deseche lo que le lesiona, le estorba y le degrada.
¡Que así sea!