sábado, 2 de mayo de 2009

Fuego

Por Mario Andrés Aquino López

Los 2 tipos de virus de la influenza que causan epidemias humanas son el A y el B. El virus A se categoriza sobre la base de 2 antígenos de superficie llamados hemaglutininas (H) y neuroaminidasas (N), mientras que el tipo B no es categorizado en subtipos.
Aunque desde 1977 la circulación del virus de la influenza A (H1N1 y H3N2) y del virus B es global, las nuevas formas adoptadas por el virus son el resultado de los cambios antigénicos producidos durante las mutaciones virales. Ya existe el virus H5N3 de la gripe aviar.

El impacto epidemiológico es impredecible si un nuevo virus no ha circulado previamente y no ha generado contacto humano con anterioridad, en tal caso, es capaz de generar pandemias.
Por otro lado, debido a que el virus de la influenza tiene una capacidad de mutar y de transmitirse desde reservorios animales hacia los seres humanos, éstos son capaces de emerger o re-emerger como nuevos virus, con la posibilidad de diseminarse con rapidez y afectar a las poblaciones más susceptibles de contraer la enfermedad y causar epidemias o pandemias, con el consecuente incremento de la mortalidad.

Si bien los virus mutan y las vacunas elegidas generalmente 10 meses antes de la aparición del virus no son específicas para ese virus, sí dan una relativa inmunidad, la efectividad de la vacuna ha sido ampliamente estudiada en poblaciones de residencias de ancianos y la reducción de la enfermedad durante los brotes epidémicos fue de aproximadamente el 40%.
A pesar de que la respuesta inmunogénica puede disminuir con la edad, la vacunación previene las hospitalizaciones y las muertes en un 47-90%. La vacunación reduce la enfermedad por un efecto de inmunidad comunitaria, es decir, un mayor número de individuos protegidos y una menor probabilidad de contagio.

Antes que un cubre bocas ineficiente o eficiente, es mejor la vacunación por lo explicado en el párrafo anterior, es decir: La vacunación reduce la enfermedad por un efecto de inmunidad comunitaria, es decir, un mayor número de individuos protegidos y una menor probabilidad de contagio.

Por lo expuesto, usted amable lector, comprenderá la preocupación de un científico como el Dr. Francis A. Plummer Director General científico de la National Microbiology Laboratory, Public Health Agency of Canada. Y de la secretaria general de la OMS, Margaret Chan.

No obstante las expresiones usadas por ellos, no dudo que con la mejor intención, fueron utilizadas con lo que conocemos en periodismo como “amarillismo”, propio de tabloides y presentaron al Dr. Plummer anunciando un nuevo virus “que nunca ha visto la humanidad”, o a Margaret Chan expresando que: "Toda la Humanidad está bajo la amenaza de una pandemia", "Se han de tomar en serio las pandemias de gripe precisamente por su capacidad para extenderse rápidamente a todos los países del mundo".

Poco o ningún caso le hicieron a las declaraciones de la misma Chan en el sentido de que: "…el mundo está mejor preparado para una pandemia por gripe que en cualquier otra época de la Historia…Ahora no tenemos todas las respuestas, pero las tendremos".
Tampoco explicaron que elevar el nivel de alerta no significa que haya más muertes sino más casos sospechosos en más países.

Todo está muy bien mientras no se den a conocer esas declaraciones con tintes amarillistas y catastrofistas con la idea de que es mejor asustar que sufrir una pandemia, cuando la verdad es que el miedo induce al error.

Declaraciones como las de Plummer y Chan equivalen a gritar fuego en un local cerrado lleno de gente.

Cualquier rescatista preparado para contingencias colectivas o agentes de la ley que manejan conflictos en el que se involucra a muchas personas saben que debemos ser cuidadosos con el lenguaje, porque si gritamos “fuego” en las condiciones antes mencionadas, lo único que lograremos es: muchas personas pisoteadas, heridas y muertas.

En México, por ejemplo, se sufre una depresión económica y una sicosis colectiva (que también es una enfermedad) por los anuncios arriba mencionados, el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio (FECANACO) en Tamaulipas, Jesús Melhem Kuri, dijo: “Es terrible, terrible lo que está pasando, no hay movimiento, no hay circulante, están afectados todos los órdenes; esto es peor que una guerra”.

El comercio organizado de la entidad reporta más de un 80 por ciento en pérdidas a causa del manejo mediático de la epidemia de Influenza.

Vale la pena que los grandes científicos reciban entrenamiento para dar este tipo de noticias sin faltar a la verdad, y los periodistas dejen de darle tonos de escándalo a cuestiones donde está en juego, la tranquilidad, la economía, la salud y la vida de la humanidad.

Hasta la próxima.

viernes, 1 de mayo de 2009

REFLEXIONES SOBRE LA INFLUENZA

Por Mario Andrés Aquino López

Empecemos por la torpe expresión del Dr. Francis A. Plummer, Director de Epidemiología de Canadá, que ha sido usada para crear miedo: “Es un virus que jamás ha conocido el mundo”, dicho así suena a que es mortal, incurable y tan desconocido como un agujero negro del espacio.
No es así, la Influenza como veremos más abajo, está producida por una familia de virus que actúan produciendo Neumonía, Bronconeumonía o Pulmonía, nombres frecuentemente usados como sinónimos.

Sus síntomas son muy semejantes, con pequeñas variables dependiendo del patógeno causante y sólo un médico con experiencia puede distinguir, en la fase clínica, su probable etiología (causa);
Tos con mucosidad amarillenta o verdosa; ocasionalmente se presenta esputo con sangre, Fiebre con escalofríos y temblor, Dolor en el pecho agudo o punzante que empeora con la respiración profunda o la tos, Respiración rápida y superficial, Dificultad para respirar, Dolor de cabeza,
Sudoración excesiva y piel pegajosa, Inapetencia, Fatiga excesiva, Confusión, especialmente en las personas de edad. Las crepitaciones (estertores crepitantes) se escuchan al auscultar el tórax.
En ocasiones el paciente presenta síntomas respiratorios que están empeorando, Dificultad para respirar, escalofríos o fiebres persistentes, Respiración rápida y con dolor, Tos que produce moco, Dolor de pecho que empeora al toser o inhalar, Sudores nocturnos o pérdida de peso inexplicable.

En ocasiones se encuentran: Fiebres y escalofríos, Tos, Dificultad para respirar, Dolor en el pecho, sobre todo al inhalar; Dolores musculares, Tos con un poco de flema, a veces con sangre, Taquipnea superficial y Estertores.

Los síntomas clásicos de bronquitis pueden semejarse a los de un resfriado. Se puede sentir un cosquilleo en la parte posterior de la garganta que lleva a una tos seca e irritante. A medida que la infección empeora, la persona puede expectorar un moco espeso de color amarillento, que (rara vez) puede aparecer veteado con sangre.
Esto se parece a los síntomas de Influenza.

¿Cuáles son los síntomas de la influenza? En el sitio de Internet http://www.promocion.salud.gob.mx/dgps/interior1/influenza_estacional.html señala los siguientes síntomas como propios de la Influenza de origen porcino: Inicio súbito de los síntomas (aparecen de repente) , Fiebre superior a 39°, Dolor de cabeza, Dolor muscular y de articulaciones, Ataque al estado general y decaimiento (cuando no te puedes levantar) , Tos , Escurrimiento nasal, Ojos irritados, Dolor de garganta, Puede presentarse diarrea y como señales de alarma que le indican que debe ir a un hospital: Dificultad para respirar, Dolor de Pecho, Flemas con sangre y Confusión o somnolencia.

Si llegado a este punto, estimado lector, está algo confundido, es porque hasta a los Médicos les resulta difícil discernir cual es la causa, al fin, cualquiera que sea desemboca en una inflamación severa de los bronquios y parénquima pulmonar, por eso no se debe auto diagnosticar, sino acudir a un Médico de preferencia infectólogo o epidemiólogo.

En cuanto al tratamiento, sí lo hay y lo debe prescribir un médico, aquí algunas consideraciones:
La CDC (center for disease control and prevention) señala para el tratamiento:
A los niños: No se debe suministrar aspirina o productos que contengan aspirina (p. ej. subsalicilato de bismuto – Pepto Bismol) a ningún caso presunto o confirmado de infección por el virus de la influenza porcina tipo A (H1N1) al paciente que tenga 18 años o menos de edad debido al riesgo de sufrir el síndrome de Reye (que es mortal). Para aliviar la fiebre, se recomienda el uso de otros medicamentos antipiréticos como el acetaminofeno (paracetamol) o medicamentos antiinflamatorios no esteroides.

Resistencia antiviral: Este virus de la influenza porcina tipo A (H1N1) es sensible (susceptible) a los medicamentos antivirales inhibidores de la neuraminidasa: zanamivir y oseltamivir. Es resistente a los medicamentos antivirales del grupo adamantane: amantadina y rimantadina.

La vacuna proporciona protección parcial, quien la recibe tiene síntomas benignos contra los que no la reciben.

Resumiendo, los virus, hongos y bacterias que atacan el aparato respiratorio dan cuadros semejantes conocidos en general como: “infecciones de las vías respiratorias altas”.
“Las infecciones de las vías respiratorias altas y bajas son un problema prioritario en salud pública. Numerosos indicadores epidemiológicos lo demuestran: son la causa más frecuente de consulta en los consultorios y hospitales pediátricos, de ausentismo escolar y de hospitalización. Representan la primera causa de mortalidad infantil en el periodo postnatal y algunos estudios señalan que las bronconeumonías constituyen 75% de todas las muertes por infección respiratoria aguda en los menores de un año.” *

Entre 70 y 90% de las infecciones respiratorias agudas son causadas por virus, entre ellos rinovirus, coronavirus, virus respiratorio sincicial (VRS), adenovirus (ADV), virus influenza A-B-C (FLU), parainfluenza 1-2-3. Si bien todos ellos pueden producir una variedad de problemas clínicos, algunos adquieren especial importancia por su capacidad de inducir infecciones respiratorias graves, que a menudo requieren hospitalización.

En 2005 la mortalidad nacional entre individuos de 5 a 14 años, por infecciones respiratorias agudas bajas, fue de 195 decesos que representan el 2.9 por ciento de las 6773 consideradas en 2005 en todo el país, en ese grupo etario, con una taza de 0.9 al millar
En el estudio “Mortalidad en México por influenza y neumonía” (1990-2005) de Pablo Kuri-Morales, M en C, Fernando Galván, Fís Mat, Patricia Cravioto, Dr en C,, Luis Alberto Zárraga Rosas, Nutr, Roberto Tapia-Conyer, Dr en C.

Dicen que: “Se ha observado que las pandemias han aparecido a intervalos regulares de 10 a 20 años; esto se debe a la aparición de nuevos subtipos generados por la recombinación de regiones completas de genes y el reordenamiento genético que induce cambios antigénicos mayores.
Las pandemias de influenza, definidas como brotes globales de las enfermedades debidas a virus con nuevos subtipos antigénicos, han ocasionado elevadas tasas de mortalidad en seres humanos. Desde el siglo XVI se han documentado diversas pandemias de influenza, unas tres en cada siglo .
Existen notorias diferencias entre ellas, pero tienen como característica común su rápida difusión. A lo largo del siglo XX se produjeron tres grandes pandemias de influenza, todas ellas por el virus del tipo A, correspondientes a la aparición de los subtipos H1N1 (1918-1919, España), H2N2 (1957-1958, Asia) y H3N3 (1968-1969, Hong Kong).”

“En la actualidad, la vacunación es la mejor manera de prevenir la influenza y sus complicaciones.
Aunque es imposible precisar los tiempos, los datos epidemiológicos sugieren una próxima aparición de otra pandemia con todas sus consecuencias.”

Escribieron lo anterior en la revista: Salud Pública de México / vol.48, no.5, septiembre-octubre de 2006. Esto es 3 años antes de la aparición del actual brote.

También en esa época advierten: “Aunque es imposible precisar la morbilidad o mortalidad por influenza, puesto que es escasa la especificidad del diagnóstico clínico de esta enfermedad
y difícil el diagnóstico de laboratorio, el análisis de la mortalidad, apoyado en modelos matemáticos, representa herramientas epidemiológicas muy útiles en la medición de la magnitud de la morbilidad o mortalidad para tomar decisiones en políticas de salud.”

Pero nadie escuchó la advertencia y ahora se aterroriza al pueblo, se atenta contra la economía y se produce malestar político cuando con la cuarta parte de lo que están gastando, hubieran protegido al 100% de la población vulnerable, aun cuando la protección hubiera sido parcial, sería suficiente para no despertar el pánico que sufre el pueblo, pero sobre todo para disminuir la mortalidad.

Es el momento de que la Ciencia le diga a los políticos que no se debe usar un problema de salud pública como arma mediática terrorista para aplacar el descontento por la debacle económica que sufrimos, por la militarización del país, por la falta de seguridad, por la marginación, la falta de empleo, la pobreza y la violencia de estado contra los más humildes.

Debemos poner un alto al terror e iniciar políticas públicas en salud que tengan como principio rector la prevención.

* Rev.Chil. Pedietr. 63 (5); 256-261, 1992 Virus respiratorios en lactantes con infecciones respiratorias altas y bajas.-Zdenka Papic G.1; Lorena Rodriguez O.2;Carmen Larrafiaga L.3; Luis F. Avendaño C.

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