jueves, 8 de octubre de 2009

UNA LECCIÓN DE MORAL PARA MANSUR

Por Mario Andrés Aquino López

Hace algunos días el Sr. Secretario de Salud Juan Guillermo Mansur Arzola, declaró a la prensa:
“La Secretaría de Salud investiga los motivos del porqué una mujer embarazada y que presentaba la sintomatología del virus A-H1N1, fue dada de alta en el Hospital "Alfredo Pumarejo", muriendo ella y su bebe, dijo Juan Guillermo Mansur Arzola.

Explico que la mujer embarazada tenía 22 años de edad y fue vista en el hospital "Alfredo Pumarejo" en el municipio de Matamoros y tres días después murió, el diagnostico dado fue por influenza A-H1N1, sin embargo dijo: es un claro ejemplo de negligencia médica.”
Dicha declaración fue recogida por nuestra compañera María Jaramillo, que sin adjetivos la publicó.

No obstante que el mismo Mansur admite que: “Fue operada por insuficiencia cardiovascular de su niño y lo perdió"

En otras palabras entró al nosocomio por insuficiencia respiratoria como resultado de la insuficiencia cardiovascular

Parece que la política ha nublado el pensamiento médico y la apreciación científica del Secretario de Salud, porque él mismo dice que ingresó por vez primera con una “insuficiencia cardiovascular” y estaba embarazada, por lo que –no lo dice- pero deja ver que se le practicó una cesárea.

Los médicos que la atendieron no tienen a su disposición pruebas rápidas para diagnosticar una “Influenza” dado que como el propio Mansur dijo, no las comprará el Gobierno Mexicano porque no son confiables, a pesar de ello se usan en el medio privado de atención médica.
Por si fuera poco, la paciente no era un caso fácil según parece, ya que al presentar insuficiencia respiratoria, ésta, no forzosamente se debe a Influenza.

El paciente con insuficiencia cardíaca aguda puede presentarse con una o varias situaciones clínicas distintas que incluyen compromiso pulmonar que puede evolucionar hasta el edema pulmonar, como lo citan Nieminen MS, et al. Guías de la Sociedad Europea de Cardiología: insuficiencia cardíaca aguda.

También habría que considerar que estaba dentro de un hospital, en donde la neumonía es una de las principales causas específicas de muerte y que en el momento de la evaluación inicial de los pacientes inmunocompetentes con neumonía comunitaria, habitualmente se desconoce el patógeno causal por lo que el manejo se realiza en base a elementos clínicos, radiográficos y de laboratorio….

Las anteriores son afirmaciones de Jorge Szot apoyadas por diversos estudios que aparecen al pie de página.

También debemos considerar que luego de una operación una fiebre sub clínica es frecuente.
Es tan complejo el Tratamiento de una neumonía adquirida dentro del nosocomio o al salir de éste, como en el caso, que el Grupo Multidisciplinar de Estudio de la Neumonía Comunitaria de España realizó un estudio bajo la premisa de que:

La mortalidad, muchas veces como consecuencia de un tratamiento inadecuado o tardío, alcanza una cifra cercana al 5%, pero ante situaciones clínicas que precisan hospitalización, en particular en áreas de cuidados intensivos, puede estar próxima al 40%. La elección del tratamiento se debe fundamentar en los hallazgos microbianos, lo que es casi imposible de cumplir en el momento del inicio (retraso en los cultivos o en los procedimientos serológicos). Por ello, la decisión se tiene que apoyar especialmente en las manifestaciones clínicas, los factores epidemiológicos y las características microbiológicas del área geográfica.

La aparición de nuevos patógenos en los últimos años, como Legionella pneumophila o Chlamydia pneumoniae, y el desarrollo de resistencias en Streptococcus pneumoniae o Haemophilus influenzae, entre otros… No es de extrañar que diversas sociedades científicas hayan emitido documentos de consenso, que siempre han de razonarse según el país o el área de asistencia que los tenga que usar. Los principales objetivos consisten en unificar criterios e incluir nuevas opciones terapéuticas que pudieran plasmarse en un documento.

Pero suponiendo sin conceder que los médicos: gineco-obstetra, internista y cardiólogo que atendieron a la paciente, hubieran pasado por alto la posibilidad de que padeciera influenza y que sin medicación apropiada la hubieran enviado a casa.

Por si lo ignora el Secretario de Salud existen varias instancias para esclarecer esos hechos y son: La Comisión Estatal de Arbitraje Médico y los Tribunales Civiles y Penales en caso extremo.
De modo que aun suponiendo sin conceder que los médicos hayan cometido algún tipo de negligencia, lo podemos comentar los periodistas, lo puede decir el pueblo, se puede discutir en un grupo de gentes que no sepan de medicina o en uno de médicos sin que algo de esto trascienda más allá de la opinión personal o de grupo.

Quien no debe dejar por sentado que es “un claro ejemplo de negligencia médica...” Es el vocero del Gobierno Estatal en cuestiones de cuidado y protección de la Salud Pública, como es el Secretario de Salud, eso le compete a la Comisión de Arbitraje Médico y a los Tribunales, y una opinión de un Secretario de Salud que dice incluso que aún están investigando pero no obstante lo considera desde ya un “claro ejemplo de negligencia” es realmente irresponsable porque incluso está viciando el procedimiento legal al emitir como autoridad una opinión que no está sustentada desde el momento en que dice que está en investigación.

Todo investigador sabe que no debe adelantar juicios hasta que esté concluida la investigación, toda expresión de culpabilidad antes de terminar la investigación es prejuicio, manifestarla públicamente y ante la prensa es realmente irresponsable e inmoral.

Decir que alguien ha sido negligente pero que está en investigación es absurdo, la investigación sirve para saber la verdad formal y si una autoridad con rango de Secretario de Estado dice prejuiciosamente que la negligencia existe y admite que no ha concluido su investigación, lo menos que se puede decir de él es que está faltando a su Ética y a las normas más elementales de conducta de un funcionario de esa jerarquía.

Los principios éticos que sustentan la actuación de un funcionario de ese nivel se fundamentan en consideraciones objetivas orientadas hacia la imparcialidad, sin invadir el campo de acción de otros órganos, como ocurrió en el caso, porque estaría inclinando la balanza hacia una parte, es decir, faltando a otros principios de ética que son equidad e igualdad ante la ley.
Siempre debe defender el interés general, pero como subordinado del Gobernante en turno, un Secretario de Estado (que no es lo mismo que un Ministro) tiene que considerar que el “interés general” está interpretado por sus superiores.

Si éste fue el caso, Mansur sólo fue el vocero del Gobernador en un asunto tan delicado como el fallecimiento de una persona, muerte de la que hay que determinar jurídicamente la causa, las circunstancias, etc.

Si Mansur actuó de motu propio, que mal le está respondiendo a su empleador.
En suma, hay detrás de su declaración una motivación política o una falta de tacto para tratar esos asuntos. Cualquiera que sea el resultado de la investigación, la declaración de Mansur deja mucho que desear desde el punto de vista moral y no ayuda a alguien, salvo que tuviera como destinatarios a contrincantes políticos.

FIN

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